La Casona de Lima, sobre la calle Barcelona, tienta por igual a ejecutivos, parejas en plan romántico y nostalgicos rojiblancos. Su extensa superficie le permite funcionar -en ocasiones- para fiestas y matrimonios, con capacidad máxima para quinientas personas. Pero ahora en el verano, reduce su espacio para que el comedor resulte amplio, pero intimista.

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